Había una vez un pollito que vivía en un bosque, tan tranquilo. Su casa estaba hecha de madera y tenía una chimenea muy larga. Llegaron al bosque tres gatitos muy malos y vieron esa preciosa casa. Enseguida empezaron a rugir sus tripas; solamente pensaban en zamparse al pobre pajarillo.
Comenzaron a planear cómo conseguir a su presa: uno de los gatos era muy astuto, trabajador y pícaro, era el de color negro llamado Black; otro era Pinker, de color rosa, habilidoso, gracioso, rápido y juguetón y el último era blanco como la nieve y se llamaba Bolita, éste era regordete, torpe y vago.
Se juntaron para elaborar un plan. Bolita tuvo la idea de intentar entrar por la ventana, pero todas estaban cerradas. Black tuvo una brillante idea: intentar cavar un agujero y entrar por debajo de la casa. Consiguieron entrar, pero en cuanto dieron un paso, vieron que había sembrado el suelo con chinchetas y salieron haciendo "fú" como los gatos.
Pinker decidió que esperarían con paciencia en el tejado a que saliese el pollito para entrar por la puerta y sorprenderle en su habitación. Estuvieron esperando hasta que la puerta se abrió, pero no salió nadie y decidieron entrar. Pensaron que la abrió el viento.
Subieron a su habitación y se encontraron un bultito en la cama. Cuando quitaron la sábana para comérselo, era un cojín. Sorprendidos, se dieron la vuelta y allí estaba el pollito, sartén en mano y... ¡zas! ¡zas! ¡zas!... Volvieron a salir zumbando de allí y no volvieron jamás.
¡¡¡Colorín, colorado, este cuento se ha acabado!!!
¡¡¡Colorín, colorete, por la chimenea se va un cohete!!!
¡Ssssssssssssssssssssssssssssssss...!
Basado en el cuento Los tres cerditos.
(Jorge)
No hay comentarios:
Publicar un comentario